jueves, 25 de octubre de 2007

GENTE A LA QUE HABRÍA QUE MATAR (VII)

Me joden mucho los contestadores. Especialmente los de aquellos que creen que es “mono” que sus hijos graben un mensaje. Y, claro, no puedes entender una puta palabra porque el niño es un puto imbécil. “Hola, soy Stacy, mi mamá y mi papá no están en casa pero blablablablablablablabla… piiiiiiiiiiiiiiiiiiii”.

“Aquí va mi mensaje, Stacy. Voy a ir a tu casa con un cuchillo muy grande y voy a matar a papá y a mamá. Les voy a quitar la piel y me voy a hacer un sombrero molón. Después, voy a sacar mi gran “ding-dong” y lo voy a meter en tu piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii”.

Los del contestador son el mismo tipo de padres que en Navidad te mandan fotos de sus hijos. Fotos que no has pedido y que no quieres. Por lo menos es divertido tirarlas a la basura. Ni las miro. ¿Quién es ésta? Lou Ann. Cumple doce años. ¡Qué jodan a Lou Ann! Me importa tres cojones la edad que tiene. ¿Tiene tetas ya? Mándame una foto de las tetas de Lou Ann. Por lo menos así tendré un feliz cambio de año.

Encima, para completar la mierda de las Navidades, te añaden a una lista de noticias sobre la familia. Noticias sobre gente de la que casi ni te acuerdas. “Estamos muy orgullosos de Brad. Le han aceptado en Odontología”. Sí, en las putas Filipinas, después de intentarlo cuatro veces. ¡Qué jodan a Brad y a todo dios que se le parezca! Al mirar su foto da la impresión de que se la menea demasiado. ¡Aléjenlo de Lou Ann!

George Carlin, Quejas y tristezas, 2001

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